Aunque ya hace bastante tiempo, no quiero que se me pase mostrar el roscón que nos zampamos el día de Reyes. Tenía esta pinta:
Y lo compramos en el Horno Rafelet, uno de los pocos establecimientos clásicos que quedan en Alicante en su ramo, desde la desaparición de Casa Seguí y La Mallorquina.
Y no sigo, que se me hace la boca agua.
Ya lo sabéis, el roscón, de Rafelet.
¡El de verdad! Por dentro solo tiene que llevar bolsas de plástico y pequeños brotes de felicidad.