Willi se ha dormido del todo.
Se ha ido de la misma manera que nos ha acompañado estos casi diez años, con mucho cariño, mucha discreción y sin dar la lata.
Nos ha dado mucho mas de lo que nosotros le hemos dado a ella.
Y con un absoluto desinterés, sin esperar nada a cambio, salvo comida, agua limpia y su cajón de arena. Bueno, y permiso para subirse a dormir encima de cualquiera de nosotros sin previo aviso.
Nos ha dado muchas lecciones, quizá hoy la mas grande. Sus únicos maullidos han sido para reclamar nuestra compañía.
No la olvidaremos fácilmente.
Su despedida, aqui.