Hace unos días aparecieron los signos inequívocos de que volvía el tango a la plaza. Esto ya ha pasado en varias ocasiones, como esta de junio de 2008 o esta otra mas reciente de julio de 2009.
Esos colores chillones anunciaban la recreación de la famosa calle Caminito y demás instalaciones para los amantes del tango y del folclore porteño.
Pero… ¿que se adivina en esa imagen? ¿es cierto lo que ven nuestros ojos? Desde luego, el viandante no va muy atento y aparentemente no se ha enterado de nada.
Medio ocultos entre embalajes y otras cosas, los personajes inanimados del montaje nos demuestran que la sensualidad del tango no es un tópico cualquiera.
Es algo muy contagioso, que desinhibe a cualquiera con forma humana y los lleva a dejarse llevar (perdón por la redundancia).
Al final hay que descansar y prepararse para la función, aunque algunos no parecen tan cansados como otros, como en la vida real.
Todo ello bajo la atenta supervisión de uno de los encargados de llevar a buen puerto todo el acontecimiento, algo que sin duda consiguió.