Hace unos días, volviendo a casa desde el trabajo, me encontré una escena no muy usual.
En el cruce de Eusebio Sempere con Oscar Esplá, uno de los semáforos para peatones estaba bastante perjudicado por un golpe.
Posiblemente lo causó un accidente, pero el autor se dio a la fuga.
Y el único testigo, tras el obligado interrogatorio, no pudo describir los hechos ni proporcionar ninguna pista sobre el o los culpables.
Seguramente estamos ante otro crimen que quedará inpune.
Y los hombres rojos que huyeron cobardemente, serán sustituídos por otros y el semáforo seguirá siendo de los que mas duran en rojo para los peatones.